Todo sobre el sangrado libre o "free bleeding"
Un par de ciclos atrás decidí darle una oportunidad a esta práctica de la que venía leyendo y escuchando mucho.
El sangrado libre o “free bleeding” consiste en, voluntariamente, abstenerse de usar algún producto de recolección menstrual (copas, toallas, tampones, esponjas, calzones absorbentes) para simplemente dejar el sangrado fluir.
¿Cómo funciona?
Contrario a lo que podríamos pensar, no somos un tubo abierto cuando menstruamos. En realidad, para que el flujo salga, debe de haber una contracción uterina y una puede aprender a anticiparla y decidir qué hacer: si dejarse manchar, retener el sangrado e ir al baño a expulsarlo o simplemente recolectarlo y darle otro uso.
Cuando usamos algún producto de recolección, confiamos ciegamente en él y nos despreocupamos por poner atención los movimientos del útero. Sangrar libremente nos devuelve ese estado de consciencia y conexión con nuestro cuerpo y sus procesos.
La menstruación como reporte de salud
Personalmente, he decidido anticipar su salida y recolectar mi sangrado para analizarlo en tiempo real. Al entrar en contacto con el aire, el flujo se oxigena y cambia sus características, por eso recibirlo al salir ha sido para mí, la mejor manera de observar su consitencia, color y cualidades.
Lara Briden (2015), menciona en su libro “Cómo Mejorar tu Ciclo Menstrual” que la menstruación es el reporte mensual que nos da nuestro cuerpo y que al recolectar esos datos, estamos ganando conocimiento e información que podría resultar útil en las salas de consulta y laboratorios de investigación.
Hace no mucho tiempo, hice este post sobre ¿Cómo Interpretar el flujo menstrual? que puede apoyar sus propias observaciones, sin importar la manera en la hayan decidido vivir su menstruación.
El sangrado libre como posición política
Por otro lado, la decisión de sangrar libremente, nos da la opción de cuestionar varios asuntos:
Desde niñas, cuando nos preparamos para la menarquia (o cuando nos sorprende la primera menstruación), la conversación se centra en los productos de recolección.
Las más afortunadas, recibimos indicaciones de nuestras mamás o personas de confianza que nos guían sobre cómo utilizar correctamente las toallas. La gran mayoría no tiene ese puente de información.
Cuando vemos hacia afuera de nuestros privilegios y empatizamos con otrxs menstruantes, nos damos cuenta de la gran cantidad de personas que no tienen acceso a los productos de recolección menstrual: habitantes de la calle, personas con ingresos limitados, mujeres y niñas que viven en zonas de difícil acceso. No podemos negar que los precios de estos productos no están al alcance de todxs, por lo que menstruar saludablemente puede llegar a ser un asunto de estatus.
Ante esta realidad tan tangible en América Latina, el sangrado libre nos posiciona a todxs lxs menstruantes en una línea horizontal. Aprender a interpretar las señales del útero y vivir la menstruación desde el autoconocimiento, son actos que no requieren ingresos ni re-compra.
Además, el tema nos provoca hablar sobre como en nuestras sociedades occidentalizadas, la menstruación es un tema lleno de estigmas, tabúes y miedos. La inseguridad por macharse en público o la incapacidad de decir abiertamente que se está menstruando, son ejemplos de situaciones que las marcas de productos de “higiene” menstrual usan comúnmente como punta de lanza en sus campañas publicitarias. O sea, hay empresas obteniendo ganancias a costa de nuestras inseguridades.
Sangrar libremente se convierte en una forma de activismo personal ante una cultura que normaliza discursos de rechazo hacia un proceso perfectamente natural y saludable.
Reconciliarse con la mancha
Este ha sido para mí, uno de los grandes logros de practicar el sangrado libre: hacer las paces con las posibilidad de mancharme.
Desde pequeñas somos educadas para mantenernos prístinas, ya que si nos ensuciamos obtenemos regaños o más adelante en la vida, juicios.
Noticia de última hora: nuestra menstruación no es suciedad.
Suele compararse a la heces que desecha el cuerpo, pero el fluido menstrual se asemeja más a los frutos que caen a las faldas de un árbol, que luego le vuelven a funcionar de abono. Deseo invitar a lxs menstruantes que me leen a empezar a pensar en su sangrado de esta manera.
Cuanto una más estudia y más aprende de su propia menstruación, más tranquila está de sentirla y de macharse con ella.
¿Cómo practicar free bleeding?
Cualquier persona menstruante puede decidir darle una oportunidad al sangrado libre. No importa si el flujo es abundante o ligero, si se está en el primer día o en el último. Como todo en el ciclo menstrual no hay un tamaño que nos quede a todxs, por lo tanto el proceso de aprendizaje puede variar de persona a persona.
La clave está en aprender a activar la escucha del útero. Lamentablemente esto no es algo que nos enseñan a hacer, tampoco es algo que podamos aprender en tutoriales, así que tenemos que estar muy dispuestxs a poner atención y cuando sentimos una contracción (lo que comúnmente llamaríamos “dolor de ovarios”), seguir con consciencia el recorrido del sangrado.
Antes de que la menstruación sea expulsada y llegue a manchar, se puede sentir un “cosquilleo” cerca de la vulva. Ahí es cuando unx debería de aplicar los ejercicios Kegels (como cuando retenemos orina) e ir al baño a vaciar el sangrado.
Personalmente, una gran motivación ha sido descubrir mí manera. Estar en constante conexión con las sensaciones de mi vagina y vulva me ha presentado todo un mundo de posibilidades que puedo practicar con fines placenteros o de autoconocimiento.
¿Se puede practicar fuera de la casa?
Personas que ya tienen mucha práctica sangrando libremente, cuentan como incluso logran recolectar varias salidas antes de ir a vaciarse.
Durante el proceso, es necesario desprenderse del juicio. Dejar de pensar si se está haciendo “bien” o “mal” y disfrutar la posibilidad de que para una sea diferente. Una manera única y personal de vivir la fase menstrual.
Si unx se siente listx para hacerlo fuera de la casa, puede ponerse pruebas sencillas durante visitas cortas a lugares seguros, donde se sepa que hay acceso a baños.
Fortalecimiento del suelo pélvico
Este es uno de los beneficios más mencionados en el mundo del free bleeding. Y es que mantener un suelo pélvico fuerte se traduce en salud sexual, urinaria y menstrual.
Para esto no solamente existen los kegels, también hay ejercicios de yoga, pilates, juguetes como las pesas chinas, terapias físicas y emocionales como el yoni egg, que ayudan a mantenerlo en forma.
Mucho más que no usar productos
Me siento cómoda con esta conclusión porque, como expuse a lo largo del post, los motivos para intentarlo (o lanzarse del todo a la práctica) van de las físicos a las ideológicos.
Lo cierto es que una vez se le da la oportunidad, aunque sea por unas horas, se obtiene conocimiento de unx misma que sería imposible experimentar de otra forma y ya solo por esa razón es algo que recomiendo hacer al menos una vez en la vida.