¿Cuál es la manera correcta de limpiar una vagina?
Por décadas, la industria de la “higiene femenina” ha lucrado con la idea de que las vaginas son sucias y por lo tanto tienen que limpiarse.
Lo vemos en la publicidad todo el tiempo. Jabones y productos nos asaltan en los pasillos del súper con promesas de “frescura” y “limpieza”, como si fuera una necesidad exclusiva de las personas con anatomía sexual femenina. Curiosamente, si nos vamos a las góndolas con productos diseñados para hombres, no encontramos jabones para el pene.
Las duchas vaginales
Según la Oficina de Salud Femenina del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, casi una de cada cinco mujeres de edades entre 15 y 44 utilizan duchas vaginales (con agua u otros productos) y esto puede significar un gran problema para la salud (más adelante profundizo un poco más).
Puede ser difícil desaprender lo que por años hemos interiorizado, pero no deberíamos de lavar nuestras vaginas bajo ninguna circunstancia.
La vagina se limpia a sí misma. La vulva (los órganos sexuales externos) es otra historia. Este post tiene el objetivo de servir de guía para aprender a limpiar cada una y por qué utilizar otros productos puede ser desfavorable.
Lección rápida de anatomía
Aunque por años la educación sexual (la poquita que recibimos) ha utilizado indiscriminadamente la palabra “vagina” para identificar tanto nuestros órganos sexuales internos y externos, la vagina es solamente un órgano de los muchos de que componen nuestro sistema sexual.
Con frecuencia, llamamos vagina a lo que realmente deberíamos llamar vulva. La vulva consiste de los labios mayores, los labios menores, el clítoris, el canal urinario y la apertura vaginal.
¿Por qué es importante diferenciar entre vagina y vulva y utilizar el término correcto para cada una?
Por la misma razón que no le llamamos mano a un brazo. Para aprender más de nosotrxs, para tratarnos con respeto y para lograr comunicar tanto nuestras necesidades como deseos, tenemos que empezar por utilizar las palabras correctas.
La vagina es un conducto muscular que se extiende desde el cérvix hasta la vulva . La vagina conecta al cérvix y al útero con el mundo exterior. Es en la vagina donde se reciben objetos u órganos penetrativos, también funciona como canal de parto y es por donde caen el moco cervical y el flujo menstrual y son conducidos hacia el exterior.
Al utilizar únicamente el término “vagina”, se minimiza la experiencia sexual femenina a funciones a reproductivas y fisiológicas. Se invisibilizan todos los súper poderes placenteros de la vulva.
Las vaginas se limpian a sí mismas
Esto lo mencioné anteriormente. Es una maravilla de la ciencia y la evolución que las vaginas funcionen de esta manera para mantener el PH equilibrado.
Durante la mayor parte del ciclo, el PH de la vagina es súper ácido. El moco cervical tipo G (gestagénico, influenciado en mayor parte por la progesterona), funciona como un tapón en el cérvix y protege al útero de potenciales infecciones.
Las personas con vaginas deberían de abstenerse de usar cualquier producto que altere este proceso biológico y logre que el PH aumente sus niveles sobre 7.
Según Lisa Hendrickson-Jack en su libro The Fift Vital Sign (2019), cuando la vagina alcanza niveles de alcalinidad superiores a 7 en un momento del ciclo donde no se supone que esto suceda de manera natural, se expone a todo el sistema a infecciones como levaduras, vaginosis bacteriana e ITSs.
Por eso es que lo mejor es confiar en el proceso natural de limpieza de la vagina, ya que sabe exactamente qué hacer para prevenir y combatir infecciones. La limpieza de ese órgano no es algo que nos debería de preocupar ya que todos los días realiza sus procesos de pulcritud por medio de las secreciones vaginales.
Estas secreciones de limpieza no se deben confundir con el moco cervical, la lubricación o la eyaculación femenina. En nuestro sistema sexual, muchos fluidos conviven y es importante ir reconociéndolo uno a uno.
Las secreciones por limpieza se ven y comportan de maneras distintas, pero suelen ser las que vemos de forma pastosa en nuestra ropa interior. El olor es algo que suele impacientarnos un poco y lo importante aquí es tener en cuenta que mientras no huela muy mal (como pescado u otro olor rancio), no luzca como queso cottage y no pique o produzca inflamación, es perfectamente normal. Si presenta cualquiera de esas características, lo mejor sí es consultar con unx especialista.
La vulva sí debe lavarse
Aprendimos entonces, que las duchas vaginales y los productos que alteran el PH no son necesarios ni recomendables, ya que la vagina (el interior) no debe ser distraída de sus tareas. Sin embargo, la vulva (órganos externos) sí.
Para asegurarnos respiración y absorción, deberíamos siempre usar calzones de algodón. Es importante prevenir cualquier cultivo de bacterias, infecciones y sarpullidos y los materiales sintéticos como lycras y nylon, detienen el paso de aire y mantienen innecesariamente húmeda una zona que debería de poder respirar con regularidad.
Según Hendrickson-Jack (2019) la vulva no necesita más que agua para su aseo diario. En el momento de la ducha, dedicamos unos 5 minutos exclusivamente a levantar los labios y pliegos sobre el clítoris para eliminar con suficiente agua todo rastro de esmegma o secreciones vaginales. No es necesario utilizar jabón, ni realizar un gasto innecesario de productos.
Tu vulva y tu vagina son perfectamente normales
Muchxs personas desarrollan inseguridades alrededor de sus vaginas y vulvas, como resultado de una extensa y consistente campaña misógina. Si notamos algo fuera de lo normal con ellas, es porque esa es la manera en la que nuestro cuerpo nos avisa que requiere nuestra atención.
La mayoría de soluciones nacerán desde lo interno, definitivamente no con el uso de cosméticos.
La médico ginecóloga Jenn Gunther tiene una frase que me parece que aplica perfecto aquí: “No tomés consejos de salud de quien te está vendiendo un producto”.
Confiemos en en el poder biológico de nuestra anatomía y en que nuestro sistema siempre estará de nuestro lado, trabajando a nuestro favor.